Segundo día del itinerario: Recorridos por el Gulbenkian, la Mouraira y la Alfama Al norte del Rossio, se sitúa la Plaza de los Restauradores, que constituye un nexo de unión entre la Lisboa antigua y la ciudad moderna. Está rodeada de importantes edificios de finales del XVIII, entre ellos el Palacio Foz, que alberga la oficina de turismo. Desde aquí arranca la gran avenida da Liberdade, que termina en la Rotunda o Plaza del Marqués de Pombal, dedicada al artífice de la reconstrucción llevada a cabo tras el terremoto de 1755. Más adelante, está el gran Parque de Eduardo VII. Por la avenida Antonio Augusto de Aguiar, llegaremos al Museo de la Fundación Gulbenkian, uno de los principales atractivos culturales de Lisboa. Contiene la gran colección de arte del magnate del petróleo Calouste Gulbenkian, de la cual destacan las secciones dedicadas al arte oriental. Al final de la visita al museo, volveremos al centro de Lisboa para seguir con nuestra exploración de los barrios históricos. Una forma divertida de hacerlo es en tranvía. Podemos tomar el número 12, que hace un recorrido circular partiendo de la Plaza da Figueira y tras cruzar la Baixa y pasar frente a la catedral, nos dejará cerca del Castillo de São Jorge. Situado en la cima de una colina que domina la ciudad, el castillo ofrece, desde su explanada, unas vistas estupendas de Lisboa y el Tajo. A sus pies, se extienden dos barrios antiguos y pintorescos: la Mouraria y la Alfama. La Alfama, desde antiguo barrio de pescadores, mantiene todo el tipismo de su identidad popular. Nos perderemos un poco al azar por su laberinto de calles llenas de vida. Entre el ajetreo de la rutina diaria podemos encontrar algún resto de la muralla árabe, casas típicas y, por todas partes, el sabor de lo añejo. Hay en la Alfama numerosos restaurantes modestos pero encantadores. Son muchos los locales que ofrecen música de fados. Lisboa - Portugal
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